-En el Día del Desaparecido, familias exigieron justicia y visibilizaron la crisis de desapariciones en el municipio-
Guasave, Sin.– “Como sea lo quiero, aunque sea un puñado de huesos, así lo quiero de regreso en mi casa”, suplicó una madre que, tras nueve años de la desaparición de su hijo, sigue buscándolo entre terrenos, bajo losas y con apenas picos y palas en mano.
Ese fue el grito que marcó la jornada de las Madres Rastreadoras de Guasave, mujeres que han cambiado el hogar por el campo de búsqueda, enfrentando dolor y esperanza en cada jornada.
Marcha y clamor en las calles
Este sábado, las buscadoras salieron a marchar desde el parque Ángel Flores hasta la Fiscalía General del Estado en su unidad de Guasave.
Ahí, el pase de lista quebró a más de una cuando, al escuchar el nombre de su hijo, levantaban la mano en señal de afirmación y miraban al cielo con lágrimas.
“Yo quisiera estar en mi casa acostada en el aire, estar a gusto, pero no, yo tengo que luchar y seguir buscando a mi hijo hasta encontrarlo. Si lo encuentro en un puño de huesos, eso voy a recibir y eso me voy a llevar a mi casa, pero yo lo quiero de regreso porque ya es tiempo suficiente, son nueve años de lucha”, expresó una de las participantes.

Una carga que no cesa
Las madres recordaron que la desaparición de un hijo es una carga insoportable y llamaron a la sociedad a ser empática. La desaparición forzada dejó de ser un caso aislado: en Guasave ya se cuentan cientos de víctimas, con carpetas de investigación acumuladas en la Fiscalía sin resultados visibles.
“Hoy somos nosotras, mañana puede ser cualquiera”, advirtieron, pidiendo a la ciudadanía perder el miedo y solidarizarse con su lucha.
Imágenes que duelen y que resisten
Con lonas, pancartas, fotografías en el pecho y bocinas portátiles, las familias expusieron nuevamente los rostros de sus seres queridos, un panorama doloroso que se repite y sigue engrosando los expedientes sin respuesta.
Fe y memoria en el Día del Desaparecido
La jornada culminó con una misa en la parroquia de Guadalupe, donde elevaron plegarias por el regreso de sus “tesoros perdidos”, aquellos que aún buscan con la esperanza intacta.